Estamos a las puertas de un evento estacional, que en Honduras se produce cada cuatro años. Si bien los frutos cambian de color según como esté la temporada, lo cierto es que suelen tener un sabor muy similar entre ellos, uno que se caracteriza por una tenue insipidez que se convierte en un agrio escandaloso. El proceso de elecciones en Hoduras se asemeja al popular Chavo del 8: Si bien todos los episodios se basan en los mismos argumentos, son tan eficaces que aún tras tantos años la gente se divierte al verlo.
Con las elecciones en Honduras ocurre algo interesante: cada cuatro años, los votantes suelen olvidar el pasado, como en la película protagonizada por Adam Sandler y Drew Barrymore Como si fuera la primera vez. De la misma forma en que la chica pierde la memoria al dormir, de la misma forma los votantes pierden la memoria durante el periodo que precede a las elecciones. Por otro lado, los políticos actúan tal cual señor Roth: cada día seducen a los votantes, tan faltos de memoria, que al final el encuentro entre ambos finaliza en romance.
Pese a que constantemente nos quejamos del sentir, pensar y actuar de los políticos en general, botamos nuestras quejas para ir a votar. A la larga nos gusta quejarnos, porque desde el primer día de gobierno comienza el ciclo de quejas.
Otro fenómeno que caracteriza al proceso electoral en Honduras es la falta de propuestas. Prestemos atención a las campañas actuales ¿Qué propuestas tenemos? He de decir que las propuestas redundan en lo mismo: asegurar el triunfo del partido del candidato (o candidata). Ahora bien, asumiendo que esto tiene sentido ¿qué ganamos con ello? Por si mismo ¿es el triunfo de un partido la garantía de una mejora en nuestras condiciones de vida?
Por años hemos sostenido una cultura política caracterizada por el triunfalismo: no importa cuántos candidatos sean, en los números todos dicen ganar, y la gente busca inclinarse por quien más les convenza que ganará. Poca atención se le presta al contenido de las propuestas. Perdón, olvidé que no las hay.
Debo hacer énfasis en esto último: no hay propuestas políticas. El que un candidato prometa trabajo, seguridad, salud, un puente donde ni siquiera hay ríos, etc no significa que tenga propuestas. Para que una promesa se convierta en propuesta hace falta algo: el justificar y explicar la forma en que la promesa se cumplirá.
Ya entramos a la nueva temporada, en dos años sabremos de que color será el fruto. ¿Cambiará el sabor? Sigo dudándolo. A menos que sembremos otro árbol, los frutos no cambiarán de sabor… es como pedirle peras al olmo.
Y lo peor de todo, es que partiendo de cierta experiencia propia con los muy entusiastas «correligionarios» es que en un momento pensé que su participación era meramente por intereses propios, pero ¡Oh Sorpresa! esta gente realmente tienen una convicción fuerte, de que son parte de algo trascendente y que realmente el sistema sirve, que con x o y partido se logrará el cambio que todos esperamos. Es realmente triste comprobar como un factor clave como la educación, o mejor dicho; la falta de educación que venimos arrastrando desde que estos engendros están en el poder, viene a calar trágicamente en la conciencia de un pueblo habilmente amansado con el mismo discurso. Para no hacer más largo el asunto, recuerdo perfectamente el consejo de un correligionario «cachureco» en mis tiempos de estudios secundarios: «Estudiar está bien, no está mal pero… si querés triunfar de verdad tenés que buscar la política, sólo así serás exitoso.» Que Pena…
When someone writes an piece of writing he/she maintains the image of a user
in his/her brain that how a user can understand it.
Thus that’s why this paragraph is outstdanding. Thanks!