Cada año, con la proximidad del 15 de septiembre, fecha en que se celebra en Honduras la independencia política respecto a España, me asaltan la misma inquietud: ¿Es racional el patriotismo? En esta ocasión trataré de plasmar algunas ideas generales que a lo largo de los años he formulado al respecto.
Los seres humanos, en tanto individuos sociales, nos desenvolvemos bajo un espacio geográfico, un contexto histórico y un entorno social. Todos estos elementos son necesarios para el pleno desarrollo del individuo y las sociedades en general. Es indudable que necesitamos de un espacio geográfico que nos provea de los recursos naturales necesarios para nuestra subsistencia, sobre los cuales debe obrar el trabajo humano. Además, nuestra estadía sobre un determinado territorio genera toda una serie de transformaciones sobre éste, nos transformamos y nos hacemos uno con el, en la medida en que nuestro pasado y nuestro futuro están continuamente impregnados por las experiencias histórico-sociales que sobre él adquirimos. Finalmente, nuestro caracter social constituye un elemento importante en nuestra asimilación hacia el entorno territorial en el que nos desenvolvemos, ya que gracias a este caracter es que nos es posible tener una noción de nosotros mismos, de nuestra historia y nuestro futuro.
En este sentido, dentro de los espacios geográficos encontramos tres recursos económicos distintos: naturales, tecnológicos e intelectuales. Los naturales se refieren a las materias primas, la tierra, el agua, el aire, etc. Los recursos tecnológicos se refieren a las herramientas, máquinas y demás útiles que el ser humano desarrolla para producir. Los recursos intelectuales son los conocimientos acumulados por una sociedad, con los cuales les es posible transformar la naturaleza mediante el trabajo humano y desarrollar la tecnología necesaria para este fin, así como también la comprensión de sus usos e implicaciones.
Con el tiempo, las sociedades humanas desarrollan un fuerte apego hacia los espacios geográficos en los que se desenvuelven, y esto es por una razón muy práctica: con el tiempo transformamos nuestro entorno para adecuarlo a nuestras necesidades, nos transformamos para adaptarnos a nuestro entorno, y, además, sobre este entorno se acumula conocimiento y trabajo en función de que el trabajo que sobre éste recae genera nuevos conocimientos que permiten la evolución de las sociedades.
Las sociedades humanas, hasta el presente, interactúan entre si de forma dialéctica: intercambian recursos mientras compiten entre ellos. Esto plantea una dicotomía ¿Pagar o saquear? De esta dicotomía nacen dos fenómenos tan distintos como similares: el comercio y la guerra. Distintos, porque los mecanismos que utilizan son diferentes entre si; similares, porque su fin es el mismo: tomar ventaja del otro y saquearlo. En ese sentido, toma sentido la expresión realizada por Karl Marx: El motor de la historia es la lucha de clases.
Si bien el nacionalismo es una expresión relativamente nueva en la historia humana, el sentimiento de apego a la tierra y de pertenencia al entorno social data de tiempos inmemoriales, justamente porque dentro de nuestros límites geográficos es de donde obtenemos nuestros medios de vida y de nuestro entorno social es de donde obtenemos nuestros conocimientos. Este hecho toma al nacionalismo expresión teórica, con el cual las sociedades modernas reinvindicarán su soberanía sobre los territorios reclamados como propios y manifestarán su anhelo de perpetuidad al buscar mantener la vigencia de sus culturas frente a la interacción cada vez más estrecha con otras sociedades. Esto se manifiesta bajo la forma de patriotismo, como un sentimiento por el cual un ser humano se siente ligado a su tierra por unos determinados valores y cultura.
Estas son tan solo unas ideas sueltas y, por tanto, deben considerarse como un vago análisis. Necesitaré más tiempo para darle una forma acabada. Feliz 15 de septiembre a todos los patriotas de Honduras. En mi descargo, debo decir que soy anti-nacionalista y anti-patriota, en otra ocasión explicaré por qué.